Imprimir

LAS GOLLERÍAS

Publicado em por

LAS GOLLERÍAS

LAS GOLLERÍAS
monito que se ríe
Un masaje mas de... Redes Deportivas On Line., tu tienda de redes y accesorios deportivos
En esta ocasión,

Felix nos trae un cuadro que retrata la visión que se tenía de los frailes en aquellas épocas en la que, por lo visto, andaba todo quisque a revolcones con bastante mas alegría y desahogo que ahora.
El fraile superior se exaspera ante tanto requisitos y delicadezas

Colchonetas de gimnasia multiuso ideales para su uso en escuelas, centros de ocio y pabellones deportivos
Colchonetas de gimnasia y salto ideales para su uso en deportes con caídas desde altura, como salto con pértiga y salto de altura.

 

LAS GOLLERÍAS (*)

 

Oye, Apolo, mi acento:
ven a inspirarme un cuento,
pues hace muchos días
quieres que en vano tu piedad aguarde
y tu fuego me infundes mal o tarde.
Parece que se apiada
con esta invocación, pues exaltada
por su influencia mi memoria siento
y empiezo a contar: En un convento
de padres capuchinos, halló un día
el guardián un billete que decía:
“Hermana Mariquita,
espéreme esta tarde peinadita,
lavadita y compuesta,
que iré y tendremos en la cama fiesta”.
Con este escandaloso contenido,
de rabia el reverendo poseído,
ordenó que a capítulo tocasen
y que en el refectorio se juntasen,
sin tardar un momento,
todos los gordos frailes del convento.
Obedecieron éstos, cabizbajos,
diciendo: -¿Qué apostólicos trabajos
nuestro padre guardián hoy nos previene,
pues tanta prisa en convocarnos tiene?
Ya la comunidad estaba junta,
cuando el guardián, ceñudo, les pregunta:
-¿Quién es el fraile impío
que ha escrito este billete?
¡Miren su lujurioso desvarío!
Pues que castigarlo me compete,
digan, lo mando así, bajo obediencia,
quién es, para imponerle penitencia.

Enseguida leyó encolerizado
en voz alta el billete mencionado
y, oyendo su impiedad, los frailes todos
mostraron su rubor de varios modos:
cuál, con gestos horrendos,
la cita detestaba;
cual, con gritos tremendos,
“¿Es joven la hermanita?”, preguntaba;
pero ninguno, en tanto, su delito
confesó como autor de tal escrito.
Por último, a las plantas se arrojaron
del grave superior y le rogaron
que no se publicara
tan infame papel, y deshonrara
a la comunidad,con desatinos
indecentes en frailes capuchinos.
-¡Ah!, no es el crimen –exclamó furioso
el padre guardián- lo que me irrita,
sino las circunstancias de la cita;
pues en un religioso
es la mayor de las bellaquerías
pedir de esa manera gollerías:
“Hermana Mariquita:
espéreme peinada y compuestita,
lavadita y....” ¡Jesús, yo me sofoco!
¡Todo a los frailes le parece poco:
pues yo soy el guardián, y la tomara
sin que se compusiera ni lavara!
(*) Gollería: delicadeza excesiva.